La Moreira sigue dando moras

Pocos seres humanos y hasta políticos podrían soportar la andanada de acusaciones calumniosas (“fantasías” dijo él) que el exgobernador de Coahuila y fugaz exlíder nacional del PRI, Humberto Moreira Valdés. A todo el cúmulo de acusaciones (que incluyen malos manejos en los dineros de su estado natal y vínculos con la delincuencia organizada) se suma ahora el señalamiento de un presunto operador financiero del Cártel de los Zetas, Rodrigo Humberto Uribe Tapia, quien declaró en un juicio en contra de Marciano Millán Vázquez, presunto líder de esta organización, que le habían sido entregados a Moreira dos millones de dólares como soborno para dejar actuar a la organización criminal.
El confeso delincuente nunca dijo que hubieran entregado personalmente el dinero al gobernador, sino “a través del señor Vicente Chaires y Jesús Torres Charles (ex Procurador de Justicia estatal)”. Los supuestos pagos se habrían hecho en Saltillo.
Ante estas nuevas calumnias, nuestro héroe contestó con la estatura propia de un mandatario, aunque no sin hacerse bolas. Afirmó que “no conozco a Rodrigo Humberto Uribe Tapia, lo único que sé de él es que participó en un talk show llamado “Caso cerrado”, como panelista declarando sobre su vida de exsicario”. Pero en ningún momento el pretendido exasesino lo acusó del feo delito de conocerlo. Sólo dijo que interpósita persona le dieron un buen soborno.
También aclara Moreira que cuando se dice sucedieron los hechos (2011) él ya no era gobernador de Coahuila. Eso es en parte cierto. No era gobernador de derecho, pero sí de hecho, toda vez que ocupaba el cargo interinamente un incondicional suyo, Jorge Torres López, quien hoy también está acusado ante la justicia norteamericana por lavado de dinero y sus propiedades y cuentas bancarias han sido congeladas por ser supuestamente producto de sus nexos con el narco.
Concluye enfático el calumniado político: “Desconozco absolutamente las fantasías que se relatan. Durante mi ejercicio constitucional ningún colaborador me propuso algo impropio.” No se dijo eso. Se dijo que sus incondicionales habían intermediado en la entrega de un pago. Que tuvieran tanta iniciativa como para proponer algo es impensable en un subordinado sumiso, como son todos ellos.  “Contestaré como siempre con la ley en la mano todas las falsedades publicadas acerca de este caso. Basta ya de pretender vincularme con quienes mataron a mi hijo”.

Esto último tampoco es cierto, lamentablemente. Quienes hicieron ese vínculo fueron los propios asesinos, quienes dejaron un mensaje en el cuerpo de José Eduardo Moreira Rodríguez. Tal vez lo único cierto de la respuesta de Humberto Moreira sea el tono de indignación ante una nueva acusación en su contra. O tal vez ni eso.

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