Deseos navideños


Si usted gana 12 mil pesos al mes o menos sabe lo que significa trabajar todo un año para recibir un aguinaldo que puede ser de 6 mil pesos o un poco más (a menos que usted sea profesor, en cuyo caso su recompensa anual equivaldrá a 36 mil pesos). Sumando todo lo ganado en un año, usted sumaría ingresos por el orden de 150 mil pesos anuales. O menos.

 Sin embargo, esa es la cantidad que los diputados federales se autoasignaron como bono navideño y que representa para ellos el ingreso de un solo día de su ardua labor legislativa, al margen de lo que reciben como dietas (salarios), apoyos para gestión (que usan discrecionalmente) y ayudas múltiples (gastos de celular, gasolina, comidas, que pagan los contribuyentes).
Para lo anterior no consultaron a sus representados, no lo sometieron al escrutinio de nadie ni se decidió en consulta pública o plebiscito alguno. Con absoluta discrecionalidad, los señores diputados decidieron que ése era el valor de sus esfuerzos y sin que exista una partida presupuestal para tal fin, modestamente aceptaron recibir dicha cantidad.
Su caso no es único, por desgracia. Los miembros del cabildo más rascuache de nuestro sufrido país pueden decidir el monto de sus salarios, más allá de toda proporción razonable y esto resultará perfectamente legal.
¿Quién nos defiende de nuestros defensores? Nadie, lamentablemente. El poder legislativo de nuestro país no sólo es opaco sino absolutamente abusivo. Y amparados en la libertad de los municipios, los cabildos hacen otro tanto.
Los ejemplos se multiplican. ¿Sueña usted con poder fijar el monto de su salario sin ser el dueño de la empresa para la cual trabaja? Hágase diputado, presidente municipal, síndico o regidor. ¿Desearía que a pesar de faltar a sus labores su salario sea pagado con puntualidad? Hay diputados que pueden no aparecerse por la cámara, faltar a las sesiones del pleno o de la permanente, ausentarse de las reuniones de la o las comisiones en las que participan y jamás le será descontado un centavo de su salario.

Vivir fuera del presupuesto es un error en que la enorme mayoría de los mexicanos incurrimos. En vez de pedir que el número de diputados se reduzca y que desaparezcan las curules plurinominales, debemos pugnar porque las cámaras (la alta y la baja) sean lo suficientemente numerosas para que más mexicanos podamos vivir ese sueño que hemos tenido desde la adolescencia: vivir sin trabajar. Es navidad y se vale soñar.

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